Últimamente, los parques de Madrid se cierran demasiado a menudo. A veces por los virus, a veces por los vientos, a veces por evaluaciones de posibles daños.
Hace unos años (en 2014 y 2017) murieron dos personas en Madrid por caída de rama de árbol. Este suceso trágico y lamentable no debería servir como excusa para cerrar los parques siempre que hay, no ya un viento fuerte, sino incluso una brisa suave. No siempre que hay viento caen ramas, y no siempre que caen ramas hay desgracias. Durante la gran nevada de Enero de 2021 cayeron cientos de miles de ramas y no hubo víctimas.
Cerrar los parques por la pandemia no tiene mucho sentido, ya que en los espacios abiertos no existen apenas contagios, y es conveniente que haya espacios abiertos para evitar que la gente se concentre en espacios cerrados.
Los árboles no son necesariamente peligrosos. Lo peligroso es que los ayuntamientos no hagan estudios sobre el arbolado, no los cuiden y poden adecuadamente, y no dediquen el presupuesto necesario al mantenimiento de los parques.
Necesitamos los parques porque son parte de nuestra salud y de nuestro bienestar físico y psicológico, y más aún en épocas de pandemias o de excesivo calor. Cerrar los parques cada dos por tres no es la solución.
Carlos Osorio.
Ideas para mejorar la ciudad.