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Si la madrileña iglesia del Buen Suceso fuese una persona habría que hablar de un doble asesinato.
Primero se destruyó la primitiva iglesia del Buen Suceso, del siglo XVI, en la Puerta del Sol, y luego, en 1975, se ensañaron con la segunda iglesia del mismo nombre, en la calle Princesa.

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La segunda iglesia del Buen Suceso, en la calle Princesa, era obra del arquitecto Agustín Ortiz de Villajos, del año 1866.

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A diferencia de otras iglesias madrileñas, esta tenía un valor añadido pues parte de ella estaba construida con piedra. En la foto superior vemos el desaparecido relieve del tímpano de la portada, obra de Eduardo Barrón.

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Y en este grabado vemos el interior del templo.
En los años 60 y 70, en plena dictadura, los constructores se habían convertido en destructores y tenían licencia para derribar lo que se les antojaba. Pero en este caso el delito tenía un agravante, y es que los destructores pertenecían a Patrimonio Nacional, el organismo encargado de velar por nuestro Patrimonio.
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En el lugar del templo y del contiguo hospital se construyó un edificio de apartamentos que, a juzgar por su gran tamaño, aquella operación debió de salirles muy rentable a quienes propiciaron el derribo.
Junto al edificio se hizo una pequeña iglesia a la que los madrileños bautizaron como «Nuestra señora de Magefesa» por su gran parecido a una olla a presión.

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Pero ocurre que la mayoría de los «crímenes» dejan huella y en este caso, al ser el crimen de una iglesia, la huella tenían que ser sus piedras.
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El caso es que llevaba tiempo intentando averiguar a qué edificio habrían pertenecido los cientos de piedras que permanecen abandonados en el Monte del Pardo, cerca de Somontes, y finalmente, mi amigo Víctor me habló de la página de unos investigadores, y así he he sabido por fin a quién pertenecen estos restos.

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Son los restos de la iglesia del Buen Suceso.
Están en unos terrenos de libre acceso, pertenecientes a Patrimonio Nacional.
Desde Somontes, se sube caminando por la carretera de la Quinta unos trescientos metros, allí se coge un sendero a la izquierda, y a unos quinientos metros se hallan los restos arquitectónicos.
(Fotos del Pardo: C. Osorio)