En la calle de Calatrava, en La Latina, perviven algunos rótulos comerciales históricos, realizados en la primera mitad del siglo XX. «La flor de oro» se llamaba esta mercería.

 

Son comercios de barrio que han ido quedando sin uso, testimonio de una forma de comprar en la que el trato humano era fundamental. Aún pueden leerse sus preciosas tipografías realizadas artesanalmente.

 

Son letras pintadas tras cristales, con fondos lisos, donde los rotulistas y los espejeros se esmeraban por lograr resultados atractivos que dignificaran los comercios y llamasen la atención de los viandantes.

 

Testimonio de un tiempo en que los comercios querían ser guapos y elegantes.
Pequeños comercios de ayer y también de hoy. Un cariñoso recuerdo para las gentes del pequeño comercio en estos difíciles tiempos de crisis, cuando los que ordenan y mandan, lejos de ayudarles, se lo ponen cada día más difícil.
Fotos: Carlos Osorio.