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En la calle San Vicente Ferrer se halla esta curiosa vivienda de gran estrechez que sin duda es la casa más delgadita del barrio de Malasaña.
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En siglos pasados, este lugar era una especie de pasillo por el que se accedía a un patio interior en el que había un horno de pan. Al desaparecer la tahona, se edificó aquí esta casa tan estrechita.
Al levantarse por la mañana y estirar los brazos, ¡uno tiene que tener cuidado con las paredes!
Fotos: Carlos Osorio.
Tan estrechas que han dejado de ser viviendas para convertirse en trasteros, aunque el pasillo sigue llevando a un amplio y tranquilo patio de que lleva a los garajes de Palma, 23.
Gracias por el dato, Manuel. Saludos.
Me ha parecido curiosa la entrada, pero en un primer momento no me he ubicado muy bien en la calle, recurriendo a google maps para resolver la duda.
Te quería preguntar si este tipo de callejuelas sería algo similar a las calles cerradas del siglo XVII (me refiero principalmente a guetos como los lupanares de los que habla Alonso de Contreras en el relato de su vida).
Muchas gracias.
Ya me preguntaba yo, ¿quién viviría allí?
Besos
Hola, Castellano: en principio estas callejuelas daban acceso a los patios, en tiempos en que las manzanas aún no estaban edificadas por dentro, y en estos patios había huertos, instalaciones industriales sencillas (como molinos), talleres…
Muchas gracias por la información, Osorio. Hoy en día cuesta hacerse a la idea de este tipo de callejuelas.
Un saludo.