Ocho y media de la mañana. En la plaza de España se reúne un numeroso grupo de mendigos. Todos llevan muletas, aunque ninguno es cojo. El líder, a viva voz, va repartiendo las mejores esquinas para pedir.
Diez y media de la mañana. En diversos rincones de la Puerta del Sol se instalan personas con minusvalías físicas, algunos de ellos con miembros mutilados.
Pertenecen a otro de los grupos que controlan la mendicidad organizada en nuestra ciudad.
Doce del mediodía. Una familia de mendigos toma los principales enclaves de la glorieta de Carlos V.
La abuela, con un aparente problema de parálisis, es la que más recauda.
Le pregunto a un policía municipal si le parece admisible que se esté explotando a una persona mayor en plena calle.
Me dice que él no puede hacer nada.
Los que gobiernan, los que hacen las leyes ¿No tienen ojos para ver cómo se explota a enfermos y ancianos en plena calle?
Tal vez no se ven ciertas cosas desde un coche oficial.
Foto: Carlos Osorio.