Se tiende a pensar que la ropa lista para llevar, o pret a porter es una costumbre reciente, ligada al desarrollo de los grandes almacenes.
La realidad es que la industria de la moda ya existía en Madrid en el siglo XVII, cuando los llamados «roperos de nuevo» se segregan del gremio de los sastres para empezar a confeccionar ropa de diferentes tallas y hechuras que el cliente puede probarse y comprar en el acto.
La industria madrileña de la moda prosperó en el XVIII, agrupándose la mayoría del medio centenar de tiendas existente en las cercanías de la Plaza Mayor. Los roperos de nuevo encargaban los paños y las sedas a fabricantes de Alcoy, Igualada, Ajofrín o Sonseca.
La ropa la confeccionaban sastres menores, modistillas, pasamaneros, botoneras, etc. que hacían encargos para este gremio.
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