En la calle Pelayo nº 35, en Chueca, tenemos este vegetariano agradable y familiar y con cocina casera. Recomiendo las croquetas, especialmente las de espinacas y las de zanahoria y pasas, las tortitas de berenjena y el ratatouille. Una buena opción para probar un poco de todo sin atiborrarse es pedir el plato degustación. También son ricos los raviolis de boletus, los sanjacobos y las pizzas. A los postres les voy a dar un simple aprobado. Aquí no van de radicales, enhorabuena, y puede pedirse un pollo de corral. La carta de vinos es sencilla y sin pretensiones. Y no sé qué más contarte. Pues eso. No hay más que contar.
Fotos: Carlos Osorio
Glub, son las 12,45 y ya "me se" abre el hambre, máxime con entradas como ésta, jejeje. Bueno, decirte que ese restaurante era sanabrés hace años, como casi todas las casas de comida rápida en Madrid. Aquellos restaurantes tan familiares y de parroquianos habituales…y muy castizos. Los sanabreses dominaban ese negocio junto a gallegos y asturianos. Recuerdo haber comido alguna vez en épocas de hace ya más de diez años al menos, cuando algunos veranos no tenía ganas de cocinar y me iba a comer esos menús baratos.
Lo malo es que esas casas de comidas y apenas existen por el centro. Cerca está, e imagino conocerás, El Bierzo, muy casero aún, y otro, al lado, aunque ya no es barato ni familiar: Los Jiménez, de Córdoba, con sus salmorejos típicos.
Bueno que me enrollo demasiado.
Saludos señor paseante.
Gracias por tu aportación, Juan. Es verdad que muchas casas de comidas madrileñas, la mayoría, las abrieron gente del noroeste: Galicia, león, Asturias y también Zamora. Fue a mediados del XIX cuando se instalaron aquí.Y lo que tú dices, las casas de comidas, con sus tres C: cordialidad, calidad y cantidad, unidas a las famosas tres B, van desapareciendo víctimas del márketing alimentario: mínimo esfuerzo, máximo beneficio. Afortunadamente, este vegetariano ha heredado ese espíritu y ofrece una comida casera y buena.
Pues en este caso, a tenor de su nombre, los nuevos propietarios no deben ser astur-gallego-leoneses, sino extremeños, a menos que hayan adoptado el nombre por puro capricho. Vegaviana es un bonito pueblo cacereño, en la comarca de Coria, de aquellos de colonización que creó el régimen franquista durante los años cincuenta y posteriores. A diferencia de la fealdad e impersonalidad de la mayoría, en éste se esmeró el arquitecto, hasta el punto de haber recibido varios premios (incluso internacionales) por su diseño. No deja de notarse que es un pueblo prefabricado, sin historia, sin el encanto que el paso del tiempo concede incluso a las aldeas más anodinas, pero destaca que se construyó pensando verdaderamente en que allí habían de vivir personas y familias, no solo "honrados productores" del régimen.
Respecto a los restaurantes en sí mismos o casas de comidas, éste no lo conozco, pero hace un tiempo me vi obligado a comer fuera de casa todos los días durante dos años y medio, buscando lógicamente este tipo de establecimientos baratos y familiares y sinceramente he de decir que se come fatal y en ocasiones al servicio solo le falta escupirte. Alguna de esas antiguas casas de comidas que conservan las tres "ces" sí que quedan, pero amparados en su fama te pegan unos sablazos que los hacen sencillamente prohibitivos. Y no hay nada que lo justifique, salvo la avaricia. ¿Ves como sí había algo más que decir? Un saludo, Osorio.
Gracias por el dato, Bernardino. Yo creo que sí quedan suficientes casas de comidas de tres C, con un menú asequible entre semana.