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Anécdota de Quevedo.
Cierto día paseaba Quevedo por las galerías del Real Alcázar, cuando un grupo de cortesanos que estaban allí holgazaneando le reconocieron y uno de ellos, sabedor de su habilidad para improvisar versos, le dijo:
−¡Quevedo, hacednos un verso!
El escritor le contestó:
−Dadme pie.
Quería Quevedo que el cortesano le propusiese una palabra o una idea sobre la cual confeccionar el verso, pero este lo entendió literalmente y, estirando la pierna, le acercó su pie. Quevedo, sujetando el pie, improvisó:
−Paréceme, gran señor,
que estando en esta postura,
yo parezco el herrador
y vos la cabalgadura.
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Esta anécdota aparece en el libro:
Autor: Carlos Osorio García de Oteyza.
Ediciones La Librería.
Pvp: 13, 90 €.
190 páginas. ISBN: 9788498733471