Las mantequerías o colmados se llaman «ultramarinos» porque se especializaron en vender productos que venían de ultramar, de las colonias españolas en América, fundamentalmente
Buena parte de las mantequerías, ultramarinos y lecherías han desaparecido a causa de la implantación de supermercados y grandes superficies. Con aquellas tiendas entrañables va desapareciendo una forma de comprar y de relacionarse. Los ultramarinos no sólo son tiendas de pitanza. Desde siempre, han servido para que la gente se conociera y se comunicara. Mientras esperaban su turno, las señoras hablaban de sus cosas, del colegio de los niños, de la eficacia de las recetas para el catarro o para hacer un guiso…Los tenderos, por su parte, ofrecían información sobre la actualidad, sobre el barrio, y a veces ponían en contacto al que buscaba trabajo con el que lo ofrecía.Todo este mundo ha sido sustituido por las grandes cadenas comerciales donde la compra es un acto mecánico e individualista. Afortunadamente, aún queda un puñado de ultramarinos y mantequerías en los que podemos revivir el sistema de compra tradicional
En las imágenes, Ultramarinos José Gascón, en la calle Zurbano, 65. Uno de nuestros ultramarinos más bellos, con un esmerado trabajo de ebanistería, vidriería y rotulación en su excelente portada hecha en 1931.

Fotos: Carlos Osorio