Foto: El Periódico.com
El anuncio de Tío Pepe se instaló en la Puerta del Sol en 1958. Previamente hubo otro luminoso, de los años 30, que tenía solo el texto.Luego se añadió la botella con traje flamenco, una ocurrencia del diseñador de la casa Gonzalez Byass, que se llamaba Luis Pérez Solero. El luminoso estuvo a punto de desaparecer, cuando el alcalde Arias Navarro ordenó su retirada. La dificultad para retirar una estructura de 70 toneladas, el altísimo coste de esa operación y la presión popular de los madrileños, que querían conservar uno de los símbolos de la Puerta del Sol, hicieron que Tío Pepe se salvara, siendo el único de los luminosos de la plaza que sobrevivió. En 2010, una nueva normativa municipal afecta a los anuncios luminosos, pero nuevamente el Tio pepe fue indultado. En 2011 se retiró provisionalmente mientras se remodelaba el edificio. Entonces, cerca de 30.000 firmas pidieron que el tío Pepe volviera a la plaza. En 2012, tras la rehabilitación del edificio, el nuevo propietario, Apple, dijo que no lo quería en su tejado. 
Entonces hubo un edificio, el que está enfrente de la Casa del Reloj, que aceptó tenerlo sobre sí a cambio de una «propina».
El caso es que esta semana el luminoso ha vuelto a Sol. 
Hombre, son tiempos tan oscuros que algo que sea «luminoso» siempre es bien recibido.
Otra cosa es que este luminoso pegaba más en el edificio anterior, en un lateral de la plaza, porque ahora, al estar en el centro, cobra un protagonismo excesivo y desestabiliza un tanto la armonía del entorno.