De un año a esta parte, en el Metro de Madrid el móvil ha sustituido al libro. Las gentes a las que hace poco veíamos leyendo un libro, hoy teclean incesantemente el móvil.
Tikitiki-tikitikití…La fiebre del guasap se extiende como una epidemia.
Está muy bien que la gente se comunique, claro que sí, pero empiezo a pensar que, de seguir a este ritmo vertiginoso, llegará un momento en que ya no queden cosas por contar.
Tal vez entonces haya que volver a los libros para encontrar algo interesante que comunicar.
Foto: Carlos Osorio
La lectura cambió de soporte,es un hecho. Las palabras y el mensaje sigue siendo el mismo, lo único diferente es el soporte… Los libros ahora no huelen a tinta ni se les puede acariciar con nostalgia. La comunicación también cambió… Piensa que lo fundamental en ella es la intención del hablante, el mensaje, el contexto… Nunca el canal a través del que nos cominicamos. Un abrazo.
Es cierto, Sherezade, aunque más que al libro electrónico me refería al uso compulsivo del móvil. Abrazos.
Pues lo lamento pero no estoy de acuerdo. Una cosa es la comunicación interpersonal, que efectivamente ha ganado enteros por medio de las nuevas tecnologías y otra bien distinta la escritura, la narrativa, la poesía … y su lectura. Toda esa plaga de jóvenes y no tan jóvenes que viven amarrados a un artilugio móvil o guasapero, tendrán infinidad de cosas que contarse urgentísimamente a pesar de que hayan estado en contacto personal hasta cinco minutos antes, pero en su mayoría no han abierto jamás un libro para disfrutar de una lectura serena. Utilizan un lenguaje indescriptible basado en abreviaturas, destrozando una lengua riquísima que no saben apreciar. Y el canal por supuesto que importa, nunca un libro electrónico va a poder sustituir el placer que se siente hojeando y manoseando un libro clásico, la textura del papel, la belleza de la tipografía y los recuerdos que se acumulan en ese objeto cuando se relee al cabo del tiempo.
Hombre, no se puede generalizar, pero no te falta razón.