Cada vez que bajamos a la compra, tenemos en nuestra mano cambiar la vida.

-Podemos tratar de elegir productos ecológicos, así evitamos que se contamine la tierra con productos tóxicos. Además, las carnes de procedencia ecológica mejoran la salud (no olvidemos que las gripes del pollo y del cerdo, la gripe A o las «vacas locas» son resultado del maltrato a los animales en las granjas industriales)

-Podemos intentar evitar los productos elaborados por multinacionales, así podremos elegir lo que nos beneficia a nosotros y no lo que beneficia a los más poderosos. Así contribuimos a que no se deserticen nuestros campos, a que no desaparezcan nuestros campesinos, pequeños productores y artesanos.

-Si elegimos productos cosechados y fabricados en nuestra tierra o en las regiones próximas, evitamos a los grandes intermediarios que traen los productos desde muy lejos contaminando océanos, cielos y tierra.

-Si evitamos comprar artículos de marcas que esclavizan a sus trabajadores o no les pagan un salario justo, si evitamos a quienes destruyen la naturaleza, estaremos mejorando el planeta.

-Si en vez de guardar nuestros ahorros en entidades financieras que fomentan la destrucción del territorio, que invierten en la fabricación de armas, que crean crisis, que favorecen la desigualdad…buscamos depósitos que tengan un criterio ético…
…estaremos contribuyendo a cambiar la vida.

Foto: Carlos Osorio.