Foto: Blog Historia Urbana de Madrid
Hubo tiempos en que la Puerta del Sol, corazón de Madrid, estaba repleta de magníficos cafés y elegantes comercios. Hubo también una bonita taberna-restaurante, en la esquina con la calle Carretas, se llamaba el bar Sol.
Foto Cas Oorthuys, 1955
El bar Sol abrió en 1911 y cerró a finales de los 80. Desde el final de la guerra hasta el año 1974 fue de mi abuelo Carlos, y yo tuve el privilegio de comer de gorra los domingos y hartarme de ricos churros fabricados allí mismo. También se celebró allí el convite de mi comunión, vestido yo de marinero, con un traje fantástico lleno de entorchados y con un silbato que yo no dejaba de soplar secundando al guardia urbano de la Puerta del Sol. El susodicho traje fue pasando de hermano en hermano hasta que un hamster huidizo y hambriento lo encontró en un armario y dio cuenta de él.
Pero bueno, a lo que iba, hace poco conocí estas tres estupendas fotos del gran fotógrafo costumbrista Cas Oorthuys que reflejan muy bien el día a día de la taberna unos años antes de que yo naciera.
El cerillero del bar Sol. Foto Cas Oorthuys, 1955
La barra del bar estaba siempre repleta desde la apertura hasta el cierre. Mi abuelo me contaba la anécdota de que al terminar la contienda, un grupo de excombatientes, molestos porque no lograban hacerse un hueco en la barra, comenzaron a disparar al techo. Los clientes les miraron con desdén, pero nadie se movió. Hacerse un sitio en la pequeña barra costaba demasiado como para abandonarlo por chorradas.

El comedor del Bar Sol. Foto Cas Oorthuys, 1955.
El comedor estaba situado en el piso de arriba, con grandes ventanales a la plaza. La comida era excepcional, viandas selectas y cocineras gallegas, ¡qué puede haber mejor!, comida auténtica y abundante. Nada que ver con la comida rápida que nos ofrecen hoy en una Puerta del Sol bastante zafia y decadente.
 Foto C. Osorio Páramo.
Frente a la marmórea portada, con influencia del Art Decó, mis abuelos, mi madre, mi tío, mi primo Juan y un servidor comiendo conguitos.
Por cierto que, la magnífica bloguera Charo Giménez dedicó un excelente reportaje al bar Sol.