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Me parece importante recordar a una mujer un tanto olvidada que tuvo mucho que ver con la creación del libro del Quijote.
Poco se sabe de María de Quiñones, una de las primeras empresarias que tuvo Madrid, y de una actividad tan fundamental como la edición de libros. Sin duda fue una mujer con gran coraje, huérfana, adoptada por su tía María Rodríguez, casada dos veces, su primer marido muere al poco tiempo y el segundo la abandona. No tuvo hijos y tuvo una gran fe religiosa. Vivió en la imprenta de Madrigal, en Atocha, 87.
María fue mujer del impresor Pedro de Madrigal (hijo) y luego se casó en segundas nupcias con Juan de la Cuesta, en 1604. De la Cuesta pasó a ser el administrador de la imprenta de Madrigal, en la calle Atocha, 87, esquina a la Costanilla de los Desamparados, donde se realizó la edición de El Quijote.
Vamos a contar la historia desde el principio:
La imprenta de la calle de Atocha, 87 la fundan en 1585 Pedro de Madrigal y su esposa María Rodríguez. Ambos tienen un hijo, Pedro, y adoptan a una sobrina huérfana: María de Quiñones.
A los nueve años de casados, Pedro de Madrigal muere, en 1594. A la viuda se le cae el mundo encima. María Rodríguez tiene que casarse otra vez, y lo hace con Juan Íñiguez. Pero en menos que canta un gallo, vuelve a quedarse viuda.
El negocio, por ley, tenía que estar a nombre de un varón, y pasa a manos del hijo de María, Pedro de Madrigal (Hijo). Este se casa con su prima, María de Quiñones. Pero al hijo también le da por morirse al cabo de unos pocos años. Sorprenden tantas muertes de varones en tan poco tiempo, pero se cree que estaban relacionadas con el tipo de tintas, el negro de humo, el plomo y otros materiales tóxicos que se usaban en aquella imprenta.
De modo que las dos Marías están viudas y no pueden dirigir su negocio, ni comprar material, ni firmar lo que imprimen. Las leyes de entonces vetaban a las mujeres en la dirección de los negocios. María Rodríguez y María de Quiñones contratan a un hombre de negocios que se dedicaba al comercio de pieles, Juan de la Cuesta, para que haga las veces de administrador y puedan mantener el negocio.
María de Quiñones se casa en segundas nupcias con Juan de la Cuesta en 1604. Eso sí, las que de verdad manejan el trabajo de la imprenta siguen siendo las dos Marías. De la Cuesta es un vividor que pasa por la imprenta cuando tiene que firmar algo, pero sigue entregado a sus negocios propios, y a lo que le gusta: el vino, el juego y las mujeres.
En esas estamos cuando en 1605 el librero de Cervantes, Francisco de Robles, encarga a esta imprenta la edición príncipe del Quijote. El tal Robles vio el negocio redondo: una novela extraordinaria, una imprenta barata y un escritor que se conformaba con cobrar poco. Así que mandó hacer 1800 libros del Quijote.
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Por esas fechas, María de Quiñones se queda embarazada y Juan de la Cuesta pasa totalmente de ella y decide marcharse a las Indias. Pero antes de que se largue, las Marías consiguen un poder notarial por el que De la Cuesta les da amplios poderes a las dos para hacerse cargo de la imprenta. De modo que las Marías siguen firmando con el nombre de Juan de la Cuesta, aunque el pájaro haya volado en busca de oro y riquezas al nuevo continente.
Las dos Marías editan las Novelas Ejemplares, en 1613, y la segunda parte del Quijote en 1615.
En 1627, cuando muere María Rodríguez, María de Quiñones queda al frente de la imprenta.
En 1633, María decide empezar a firmar con su nombre en la portada de los libros que salen de su taller. Será la primera mujer que firme en calidad de impresora. De la imprenta de María de Quiñones salieron varias obras de Lope de Vega, de Calderón de la Barca o de Tirso de Molina.
María murió en 1669 pero su último impreso fue de 1666. La imprenta pasa a ser propiedad de Catalina Gómez.
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De la imprenta de la calle Atocha decir que se conserva, reconstruido en su interior, el edificio, donde figura una placa que recuerda la edición del Quijote. El relieve de bronce fue realizado en 1905 por Lorenzo Coullaut Valera.
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Bien, esto es lo que sabemos de María de Quiñones. Lo que no sabemos a ciencia cierta es si esta mujer tiene algo que ver con la calle de Quiñones, en el barrio de Conde Duque.
En algunos escritos se menciona la «Imprenta de Quiñones» como el lugar donde se firmó el acuerdo por el cual se designó a unas determinadas monjas, las Comendadoras de Santiago, para que ocuparan el recién construido convento de las Comendadoras. De ahí viene el nombre de una calle perpendicular a Quiñones que se llama calle del Acuerdo.
Peñasco y Cambronero en «Las calles de Madrid» nos dicen que: «En esta calle existió una imprenta, propiedad de María o Elvira Quiñones, que en esto no están contentes los cronistas. Dícese que
el establecimiento era, en su género, el más antiguo de Madrid, y que la
dueña fue íntima amiga de la Beata María«.
La confusión sobre María o Elvira la propició el cronista Capmany y Montpalau, quien atribuyó el nombre de esta calle a una dama de siglos atrás llamada Elvira Quiñones, casada con Iñigo López de Mendoza, sin reparar en que esta dama vivió en el siglo XV, y no en el XVII, año en que se creó la calle.
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¿Tuvo María una segunda imprenta en la calle de Quiñones? No se han encontrado documentos que permitan asegurarlo.
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Madrid fue la novena población de España en tener imprenta propia después de Alcalá de Henares, Medina del Campo, Sevilla, Salamanca, Burgos, Toledo, Valladolid y Granada, las cuales suministraban libros a nuestra ciudad. La importancia de María de Quiñones es notoria por ser una de las primeras figuras de la imprenta madrileña y porque con gran probabilidad participó en la edición  del Quijote.
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María murió en 1669 pero su último impreso fue de 1666. Entre sus obras destacamos: «Practica de boticarios», «Guía de enfermeros», «Remedios para pobres», «El amor medico» (1635) de Tirso de Molina, «Arte de cocina, pasteleria, vizcocheria y conserveria» (1653) de Francisco Martínez Montiño, y su último impreso «Sarao de Aranjuez» (1666).
Esperemos que poco a poco la investigación histórica vaya desvelando las grandes lagunas existentes en la biografía de esta mujer, y desde aquí proponemos a quienes realizan tesis doctorales que si pueden, que nos ayuden a rescatar del olvido a una gran madrileña: María de Quiñones. Y de paso, no estaría de más anotar su nombre en las placas que hay en las calles Atocha y San Eugenio, y ponerle a la calle Quiñones su verdadero nombre: calle de María de Quiñones.
Bibliografía:
«Curiosidades y anécdotas de Madrid», Isabel Gea.
Agulló y Cobo, Mercedes. «La imprenta y el comercio de libros en Madrid» [Recurso electrónico] : (siglos XVI-XVIII). Madrid : Universidad Complutense.
«Impresoras de Madrid en el siglo XVII» BNE.
Delgado Casado, Juan. Diccionario de impresores españoles : (siglos XV-XVII). Arco/Libros, 1996.
«Mujeres en la Biblioteca Histórica: María de Quiñones, una impresora notable en el Madrid de los Austrias» Rodríguez Muriedas, Mayte.