Disfrutar del descanso en los parques y jardines un día de diario es tarea complicada. El paseante se va a encontrar con toda una serie de operarios que compiten entre sí por hacer más y más ruido. Limpian los suelos, cortan el césped, podan los árboles y los setos, arreglan los senderos, todos con máquinas a cual más ruidosa.

En las calles de la ciudad pasa lo mismo, la limpieza viaria se hace con máquinas a cual más ruidosa, impidiendo cualquier conversación o el paseo tranquilo. Los tubos sopladores, lejos de limpiar bien, lo que hacen es trasladar las hojas y el polvo a otro lugar, llevándolos a la superficie de los coches, a las fachadas, y a la garganta de los sufridos alérgicos que tratan de caminar por la calle.

Valdría la pena reflexionar sobre las ventajas e inconvenientes de este tipo de máquinas, y en tanto no puedan sustituirse por otras menos ruidosas, volver a los sistemas tradicionales de limpieza, jardinería y obras.

Ideas para mejorar la ciudad.