Hoy sábado tenemos que apagar la luz y cambiar la hora. Bueno, creo que es así. Igual hay que cambiar la luz y apagar la hora. Nunca me entero. Siempre atraso una hora cuando hay que adelantar y viceversa. En fin, vamos por partes (como dijo Jack el destripador). Hoy sábado hay que apagar la luz de 20,30 a 21,30 horas. Es una propuesta del WWF para protestar por el despilfarro energético. Me parece bien. Es una buena ocasión para hacer una fiesta con velas. De paso protestaré contra las compañías eléctricas, que acaban de subir la luz el doble de lo que anunciaban. Y por la noche, a las dos serán las tres. Eso creo. Que luego me pienso que la gente madruga mucho y no madrugan, es que yo me he quedado en la cama una hora más. Eso del cambio de hora es una gilipollez. Una manía de los que mandan, que también quieren controlar el tiempo que pasa, como si fueran dioses, cuando la hora no es más que una ilusión, una mera convención. Esta medida sí que es absurda. El único tiempo que cuenta en la vida es el que dedicamos a amar.

Foto: El reloj de la Torre de Manchester desde dentro. Anónima.