Caminando por al barrio (antes pueblo) de Hortaleza, me encuentro con un pequeño paraíso
La huerta de Mena, que así se llama, es un vestigio de las quintas con huertos y jardines que rodeaban Madrid antes de que el asfalto se extendiera como una mancha de aceite.
Los orígenes conocidos de esta quinta se remontan al siglo XVIII.
La huerta adoptó el nombre de Quinta de Santa Victoria en el siglo XIX. En los años veinte del siglo XX fue propiedad de la familia del escritor Carlos Arniches. Fue cuartelillo en la guerra civil y fue luego convento de monjas. Hoy es una propiedad particular, una auténtica isla rodeada de autopistas y vías de tren (la M-40 le comió un trozo)
Olivos y almendros florecen cada año y recuerdan al caminante la importancia de los huertos en las ciudades. La ciudad nos desorienta, y los huertos nos permiten reconocer el paso del tiempo, la sucesión de las estaciones, la propia noción del tiempo sin la cotidiana niebla del stress…
Fotos: Carlos Osorio
Fuentes: (Blogs) Historias Matritenses.