Don Bernardino
el noviembre 23, 2013 a las 11:45 pm
Exactamente la misma era la reflexión que yo me hacía cuando hace diez años estuve trabajando en una empresa que radicaba en la A-2, ya al final de la avenida de América. Miles de ciudadanos que viven en el centro de Madrid saliendo como posesos con sus coches queriendo llegar a sus centros de trabajo en las zonas industriales del corredor del Henares. Y otros tantos miles de residentes en esos pueblos y urbanizaciones, incluso en Guadalajara capital, compitiendo en velocidad para llegar a sus centros de trabajo dentro de la urbe. ¿Pero qué locura es ésta? ¿Y si hiciéramos una campaña de permutas de casas y puestos de trabajo para que cada uno se quede a trabajar donde vive, o se vaya a vivir donde trabaja?
Esa es la realidad de Madrid, don Bernardino, como muy bien describes en tu aguda reflexión. Eso mismo he pensado yo siempre, así evitaríamos esas dos horas de promedio que invierten los madrileños cada día en llegar a su trabajo. Luego dicen que la oferta y la demanda resuelve todo…en este caso resuelve las cuentas de las petroleras y los fabricantes de automóviles.
Uf, qué horror de atascos. No hay cosa que más deteste de Madrid que sus atascos y la asquerosa boina que se ve desde la periferia. Es que es sistemático que cada día, en el mismo preciso instante se forme el mismo atasco del que ya te conoces hasta cuándo será el próximo frenazo….o "frenito". Conclusión: o sales superpronto de casa y llegas superpronto; o sales un poco más tarde,pillas atasco, llegas tarde, así que tienes que salir casi a la misma hora que llegando pronto. Fdo: una de esas habitantes de pueblo que viven a 30 km del km 0.
P.D. La solución de Bernardino sería lo ideal, pero creo que el tiempo que perdemos de camino a la capital lo compensamos con calidad de vida.
Pues sí, Gliphe, los recorridos atascosos son tan repetitivos que llegará un día en que se pueda programar el coche para que él vaya solito mientras uno se echa una siestecita al volante. En todo caso, lo que llama la atención es la falta de planificación de la ciudad en los últimos 25 años, porque la urbanización debe planificarse para que sea posible vivir y trabajar en áreas próximas, y esto solo puede hacerse desde la política.
Exactamente la misma era la reflexión que yo me hacía cuando hace diez años estuve trabajando en una empresa que radicaba en la A-2, ya al final de la avenida de América. Miles de ciudadanos que viven en el centro de Madrid saliendo como posesos con sus coches queriendo llegar a sus centros de trabajo en las zonas industriales del corredor del Henares. Y otros tantos miles de residentes en esos pueblos y urbanizaciones, incluso en Guadalajara capital, compitiendo en velocidad para llegar a sus centros de trabajo dentro de la urbe. ¿Pero qué locura es ésta? ¿Y si hiciéramos una campaña de permutas de casas y puestos de trabajo para que cada uno se quede a trabajar donde vive, o se vaya a vivir donde trabaja?
Esa es la realidad de Madrid, don Bernardino, como muy bien describes en tu aguda reflexión. Eso mismo he pensado yo siempre, así evitaríamos esas dos horas de promedio que invierten los madrileños cada día en llegar a su trabajo. Luego dicen que la oferta y la demanda resuelve todo…en este caso resuelve las cuentas de las petroleras y los fabricantes de automóviles.
Uf, qué horror de atascos. No hay cosa que más deteste de Madrid que sus atascos y la asquerosa boina que se ve desde la periferia. Es que es sistemático que cada día, en el mismo preciso instante se forme el mismo atasco del que ya te conoces hasta cuándo será el próximo frenazo….o "frenito". Conclusión: o sales superpronto de casa y llegas superpronto; o sales un poco más tarde,pillas atasco, llegas tarde, así que tienes que salir casi a la misma hora que llegando pronto.
Fdo: una de esas habitantes de pueblo que viven a 30 km del km 0.
P.D. La solución de Bernardino sería lo ideal, pero creo que el tiempo que perdemos de camino a la capital lo compensamos con calidad de vida.
Pues sí, Gliphe, los recorridos atascosos son tan repetitivos que llegará un día en que se pueda programar el coche para que él vaya solito mientras uno se echa una siestecita al volante. En todo caso, lo que llama la atención es la falta de planificación de la ciudad en los últimos 25 años, porque la urbanización debe planificarse para que sea posible vivir y trabajar en áreas próximas, y esto solo puede hacerse desde la política.