Foto: Ministerio de Cultura
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En 1936 un grupo de fanáticos prendió fuego a la iglesia madrileña de San Andrés, en la plaza de los Carros.
Los muros aguantaron, pero el interior, con su valiosa imaginería y su fabulosa decoración barroca, quedó reducido a cenizas.
En la segunda mitad del siglo XX se realizó un trabajo de restauración del templo que ha durado hasta los comienzos del siglo XXI, restituyéndose buena parte de su pasado esplendor.
Hoy podemos decir que San Andrés ha pasado de la noche al día.
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Los orígenes del templo de San Andrés se remontarían al tiempo de la dominación árabe, cuando en esta lugar se construyó una ermita para la comunidad mozárabe de Mayrit.
Posteriormente, ya en la época cristiana (S.XI-XII), se construyó una iglesia románico-mudéjar.
Esta iglesia se derribó a comienzos del siglo XVII para hacer un grandioso templo dedicado al santo patrón de Madrid, San Isidro, pues sus restos habían sido hallados en el cementerio parroquial de San Andrés. San Andrés pasó a conocerse como «Capilla de San Isidro»
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La nueva y espectacular iglesia era obra de Pedro de la Torre y José de Villarreal, con influencias de Juan Gómez de Mora.

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El interior del templo fue profusamente ornamentado por el flamenco Blondei y el español Francisco de la Viña, que realizaron un espectacular conjunto de relieves de yeso policromado.
Llegado el siglo XIX, el sepulcro de San Isidro se trasladó a la colegiata de la calle Toledo y esta iglesia volvió a ser la de San Andrés.
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Foto: Memoria de Madrid
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Tras el salvaje incendio de 1936 la iglesia permaneció cerrada hasta que comenzaron los trabajos de restauración.
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Una restauración que ha merecido el premio Europa Nostra y cuyo esplendoroso resultado podéis ver en estas fotos de Álvaro Benítez:

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Foto: Álvaro Benítez.
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La Iglesia de San Andrés es una de las iglesias que aparecen en el libro «Iglesias de Madrid» de Álvaro Benítez y Carlos Osorio.