En la calle Montera nº 39 pervive esta casa de grabado en esmalte y sellos de caucho que se fundó en 1883.
Guiseris realizó las chapas que llevaban las primeras bicicletas madrileñas, aquellos cacharros llamados velocípedos. Incluso llegaron a ser proveedores de este tipo de vehículos.
Además de rótulos en chapa, los hacían en bronce, junto con medallas de esmalte y los demandados sellos de caucho.
En la actualidad regenta el negocio, Teresa, biznieta del fundador, Marcelino Guiseris.
El rótulo en esmalte que decora las ventanas del primer piso es un testimonio vivo de aquellos letreros comerciales de calidad, adecuadamente insertados en las fachadas, que decoraron los comercios de Madrid en los inicios del siglo XX.
Nada que ver con los aterradores rótulos de plástico en colores chillones que asolan hoy el centro histórico de la ciudad.
Fotos: Carlos Osorio.