Grassy es sin duda uno de los comercios más elegantes de Madrid. Su fachada en chaflán destaca en los bajos del bello edificio de Gran Vía nº 1. La decoración está realizada a base de mármoles, estucos a la cera caliente, suelos de terrazo in situ con dibujos, bronces, vidrios curvados … todo ello con una exquisita medida, para huir de lo recargado y lo excesivo. Fué la primera tienda madrileña que tuvo puertas automáticas y fúé también pionera en la instalación de cristaleras en curva.
Alexandre Grassy, quien la fundó en 1952, era un francés nacido en Africa, cuyo padre fué relojero en países como Italia y Brasil. Atento siempre a la importación de los relojes más punteros, Grassy dirigió desde 1929 y hasta su muerte la Unión Relojera Suiza establecida en el edificio de la Casa del Libro. Hoy dirige la tienda con gusto y acierto Patricia Reznak Grassy.
Foto: Carlos Osorio.