Paseando por la calle Divino Pastor, en Malasaña, oigo el dulce sonido de un violín y entro a curiosear. Fernando, el luthier, está trabajando en un violín y me quedo embobado viendo su depurada técnica artesanal.
Fernando me cuenta: Su padre, decano de los luthiers madrileños, tenía tan sólo 8 años de edad, cuando vio a un ciego tocar el violín y quiso construir un instrumento parecido. Se inició trabajando con Santos Hernández y en los años 40 tuvo un taller en la calle del Rollo trasladándose al poco tiempo a la calle Divino Pastor nº 24. Hoy continúa la tradición el nieto. Solar utiliza métodos de construcción y barnizado iguales a los de los prestigiosos luthiers italianos del XVIII.
Fernando me cuenta: Su padre, decano de los luthiers madrileños, tenía tan sólo 8 años de edad, cuando vio a un ciego tocar el violín y quiso construir un instrumento parecido. Se inició trabajando con Santos Hernández y en los años 40 tuvo un taller en la calle del Rollo trasladándose al poco tiempo a la calle Divino Pastor nº 24. Hoy continúa la tradición el nieto. Solar utiliza métodos de construcción y barnizado iguales a los de los prestigiosos luthiers italianos del XVIII.
Las maderas usadas son: arce, para la tapa posterior, los costados y la cabeza. Abeto, para la tapa superior. La madera se desbasta y se guarda en el almacén durante décadas para que envejezca. Rostropovich pasó por aquí en varias ocasiones y tocó el violonchelo. No puedo transmitirte el rico aroma de las maderas recién lijadas. tal vez puedas captar algo de esto en su página web.
Fotos: Carlos Osorio.