El siglo XVII pervive en Madrid: La Hermandad del Refugio
Entre las cosas más sorprendentes que existen en Madrid, está la antiquísima institución de El Refugio, que se remonta al siglo XVII y aún pervive en la Iglesia de San Antonio de los Alemanes.
Fundada en 1615, La Santa y Pontificia Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid tuvo su sede junto a la Calle Toledo y se estableció en la Corredera de San pablo a comienzos del XVIII. Su misión era y sigue siendo atender a los vagabundos e indigentes y necesitados de toda condición.
En el pasado recogían a los heridos y a los moribundos de las calles. También se hacían cargo de los dementes, a los que llevaban en parihuelas en un cajón inmovilizante desde Madrid hasta Zaragoza. Otros servicios eran: el servicio de visitas, los aires y baños, la ayuda de lactancia, los socorros secretos, la ronda con sillas-ambulancia, la extinción de incendios, la inclusa y la oftalmología.
Su tarea más conocida fue la «Ronda del pan y del huevo» Los hermanos de la cofradía recorrían las calles entregando a los necesitados agua, pan y huevos duros. Los huevos debían tener un tamaño mínimo y para ello usaban una tablilla con un agujero. Si el huevo cabía por el agujero, lo desestimaban. Al hacer la prueba del huevo, recitaban la siguiente frase:
«Si pasa, no pasa, y si no pasa, pasa»
En El Refugio conservan toda una serie de enseres que deberían formar parte de un museo si en esta ciudad hubiese más sensibilidad hacia la historia y la cultura. Mantienen las sillas de mano decoradas, El cajón de los locos, las tablillas medidoras de huevos, los bolsillos de pedir limosna, la cuna donde recogían niños abandonados, y un magnífico salón de actos donde aún celebran sus sesiones los hermanos, todos de edad muy avanzada y relacionados con la nobleza. El edificio se conserva casi igual que en el XVIII, aunque la fachada se reconstruyó en el XIX. No se puede visitar.
Fotos: (c) C. Osorio.
Va a hacer falta para esos grandes ladrones a los que que ahora se les está hundiendo el navío.
Por fortuna, suelen suicidarse. Y si no, como llevan los bolsillos llenos de oro, se hunden.
A los inocentes en peligro de ser arrastrados por el remolino: Hay que alejarse del barco lo más rápido posible.
Ni la mas remota idea de la existencia de esta cofradía. Buen trabajo casi de «arqueología urbana».
Un saludo