“El camino de Madrid a Vallecas es pésimo en tiempos lluviosos, y el arroyo que lo atraviesa, llamado del Abroñigal, peligrosísimo cuando crecen las aguas; en él han perecido no pocos pasajeros queriéndolo vadear, por estar el puente de lo más ruin” Antonio Ponz (S. XVIII)

En tiempos en que apenas había unas cuantas casas de labor por la zona, el Puente estaba lleno de merenderos y atracciones, como los tiovivos, para los madrileños que venían aquí a solazarse y a refrescarse con la brisa que bajaba por el arroyo del Abroñigal (Arroyo hoy canalizado y entubado bajo la M-30). Se cuenta que por aquel entonces abundaban las meretrices en la zona. Aquel paisaje de merenderos y fincas de labor estaba destinado a convertirse en suburbio. A finales del siglo XIX, una parte de la población campesina de Castilla-La Mancha se viene a Madrid buscando trabajo en las industrias y se asienta en el nuevo barrio llamado oficialmente “Nueva Numancia”, pero al que todos llaman “Puente de Vallecas”. En 1931, la mayoría de los vallecanos viven el El Puente, por lo que el Ayuntamiento se traslada aquí desde la Villa de Vallecas. La guerra civil fue especialmente dura en esta zona dominada por las izquierdas. En el Puente abundaban las vaquerías y lecherías, testimonio de las cuales es la portada en cerámica de la vaquería “La Tierruca” Los inmigrantes que llegan a Madrid en la posguerra, sin medios para acceder a una vivienda, construyen miles de chabolas (en 1958 se contabilizan 16.561 chabolas) que caracterizaron el paisaje vallecano. Las casitas bajas reproducían el escenario de los pueblos: los patios, las tertulias a la puerta de casa, los niños jugando en la calle… Para moverse por las calles embarradas, muchos vallecanos llevaban botas catiuscas que metían en una bolsa y sustituían por zapatos cuando entraban en Madrid. En 1949 se empedró la primera calle en Vallecas (hasta entonces todas eran de tierra) El siglo XXI viene con sucesivos ensanches que prolongan Vallecas en la lejanía. La zona del Puente es hoy importante asentamiento de inmigrantes árabes y también sudamericanos y africanos.
Puente de Vallecas, bulevar y mercado (El mercado lo construyó Emilio Canosa en 1946). Casitas bajas donde aún, cada vez más raramente, se charla en la puerta con los vecinos como siempre se hizo. Vallecas significa «Zona de valles», según la definición etimológica de Eduardo Corriente, que me parece la más creíble.
Vallecas reivindicativa, rebelde. Vallecas humana, entrañable, dolorosa y alegre, brazo trabajador del cuerpo de Madrid, Vallecas querida e imprescindible.

Grabado del Puente de Vallecas: Ricardo Baroja, 1910. Col. particular. Fotos: Carlos Osorio.