Caminando por Alcalá de Henares, muy cerca del nuevo campus universitario, me topo con una enorme construcción abandonada.
Es como un gran pájaro herido e inmóvil en mitad de la nada.
Las airosas alas de cemento le otorgan una extraña belleza. Hay aquí demasiado vuelo para tratarse de una simple nave industrial al uso.
¿Qué será esto?
De vuelta a casa busco información. Se trata de un aeródromo militar de la República, construido en 1934, cuyo nombre “Barberán y Collar” recordaba a dos pilotos desaparecidos sobre México durante un viaje de demostración de larga distancia, a bordo del avión “Cuatro Vientos”. El aeródromo fue muy utilizado en la Guerra Civil, sirviendo para que la aviación de la República defendiera el espacio aéreo madrileño.
Durante el invierno, su uso era limitado, ya que las pistas de tierra se llenaban de barro.
De noche, las pistas se iluminaban con hogueras y con faros de coche.
El hangar fue base de los cazas
Polikarpov I-15, los célebres Chatos, inicialmente pilotados por
militares soviéticos. Estos chatos participaron activamente en las
batallas de Guadalajara y del Jarama.
En este aeródromo estuvo destinada Emma Sola, una intérprete italiana que formó parte de la aviación republicana, una mujer muy interesante sobre la que se sabe muy poco.
La obra fue proyectada, al parecer, por el ingeniero Esteban Terradas.
Este aeródromo funcionó hasta 1965, aunque durante una década más fue utilizado como almacén.
Posteriormente, en parte de sus terrenos se levantó el Campus de Alcalá.
Parece ser que ha sido utilizado ocasionalmente para fiestas estudiantiles, y, afortunadamente, no está lleno de basuras ni de las antiestéticas firmas o garabatos, tan habituales por doquier.
Fotos: Carlos Osorio
Datos:
Juan J. Rodrigo. «La aviación en Alcalá y la conversión de su segundo aeródromo en Campus de la Universidad de Alcalá». UAH, 2006.