Paseando por la playa de Viveiro lo volví a ver, y pasé largo rato contemplándolo. Es uno de esos barcos hermosos que se hacían en otro tiempo. Sin duda la belleza requiere la artesanía y el cuidado minucioso, y así fue hecho este barco en 1930, cuando lo construyó la familia de Germán. Germán está orgulloso de su barco, uno de los más antiguos de Galicia, y de vez en cuando se echa a remar por la ria con sus amigos «sesentones» para demostrar que están en plena forma. De nuevo en la vorágine de Madrid, guardo en la retina este bello recuerdo del verano.

Foto: Carlos Osorio.