En enero de este año se nos fue Pete Seeger, el padre de los cantautores, el hombre que inspiró a Bob Dylan y a Bruce Springsteen. Luchador infatigable por los derechos humanos, Pete representaba al buen americano, amante de la libertad y de la dignidad humana, frente a la estulticia de otros compatriotas suyos que a menudo nos han querido presentar como americanos prototipo.
Sirva esta canción de Pete para dar la bienvenida a Madrid a todos los participantes en las marchas por la dignidad.
Ciertamente, aunque no fuera ni el mejor vocalista ni el más genial compositor, sí fue la voz más digna que tuvo el obrero americano durante varias décadas. Lástima que como siempre ocurre en esa nación-empresa, su figura haya acabado siendo asumida por el establishment como un icono propio. Cosas de la hipocresía.
Realmente, Bernardino.