Un cariñoso abrazo para todos los familiares y amigos de las víctimas de los atentados del 11 de Marzo de 2004.
Pocas veces la condición humana ha llegado tan bajo, como llegaron esos fanáticos yihadistas al asesinar a tantos inocentes que acudían a sus trabajos.
Pocas veces la condición humana ha llegado tan alto, como cuando miles de madrileños se ofrecieron a ayudar a las víctimas del brutal atentado.
A las víctimas, siempre las tendremos en nuestra memoria y en nuestro corazón.
A los criminales los tendremos siempre como referencia para luchar contra todo fanatismo del signo que sea: religioso, político, nacionalista…