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El cerro de Garabitas, en la Casa de Campo, fue lugar de pastoreo de ovejas, cabras y vacas. Desde allí se contempla una vista panorámica de la cornisa madrileña (aunque los árboles van creciendo y ya no se puede ver la panorámica completa)
Durante la Guerra Civil, este cerro fue elegido por las tropas de Franco para instalar la artillería y bombardear Madrid durante tres años seguidos (1936-1939)
Aún quedan restos de alguna fortificación, y son perceptibles en las ondulaciones del terreno las huellas de las trincheras.
Hasta hace una década era frecuente encontrarse en el lugar con algún viejo combatiente que acudía allí a recordar sus batallitas. Hace medio siglo se instaló en el cerro una torreta de vigilancia de incendios.
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Foto: Fundación Telefónica
Según la leyenda tradicional, el cerro de Garabitas es el lugar en el que se reúnen las almas de los madrileños antes de subir al cielo. Dichas almas brillan como puntos luminosos en lo alto del firmamento.
Como suele decirse: «De Madrid, al cielo, y allí un agujerito para verlo»

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Foto: Carlos Osorio.