Entre los kilómetros 10 y 14 de la autovía de Valencia hay un berenjenal de carreteras que es como para echar la tarde tratando de descifrar a dónde va cada ramal. En unos pocos kilómetros coinciden varias vias de circunvalación, el AVE y las carreteras locales. Si alguien tuviera que entrar o salir de Madrid andando, en bici o a caballo, no podría, porque no se ha pensado en estas opciones. No les importa que los caminos estuviesen antes que las carreteras. Es la ley del medio más fuerte. Tras más de una década en obras, este tramo no ha quedado muy bien resuelto, ya que hay incorporaciones por doquier y se reducen los tres carriles en dos al final de una pendiente y justo en una curva. La solución que se les ha ocurrido: poner un cartel donde dice: «Tramo de concentración de accidentes». No sé. Yo creo que se podrían diseñar las entradas y salidas de la ciudad con un poco más de cuidado, y sin tanto laberinto.
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