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La antigua tienda de Gil, sucesor de Antolín Quevedo, se fundó en 1880, en la Carrera de San Jerónimo nº 2..
Su fachada, realizada en maderas nobles y bronce, custodiaba en su interior un excelente mobiliario de época donde se exhibían  los fascinantes mantones de Manila, las mantillas, las peinetas y los abanicos.
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La Ruta de La Seda ya no llega hasta Sol.
En el año 1000 a. de C. los chinos comenzaron a realizar bordados sobre seda. Los símbolos de los bordados eran: el dragón (representación del emperador), el faisán (las realizaciones del emperador y la belleza), la grulla (la longevidad), las ocas (la normalidad conyugal), y las mariposas (la felicidad y la alegría).
En el siglo XVI los españoles empiezan a importar los bordados chinos a través del puerto de Manila, por eso se llamaron mantones de Manila.
Sin embargo, las españolas no querían dibujos orientales en las telas, sino flores, y por eso encargaron mantones con todo tipo de flores.
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La Puerta del Sol perdió sus tres iglesias en la primera parte del siglo XIX, como perdió sus siete cafés de época a mediados  del siglo XX. En la segunda parte del siglo XX desaparecieron comercios de carácter histórico artístico como la preciosa tienda de caramelos «La Pajarita», la librería de San Martín, el café Flor, el bar Sol.
Pues hombre, es una pena que el buen comercio la Puerta del Sol  dé paso a un tipo de comercio triste y zafio como las lamentables tiendas de «Compro Oro», las vergonzosas casas de apuestas, las tragaperras, la ropita de usar y tirar o la comida rápida.
Afortunadamente aún nos quedan en Sol un par de tiendas que merecen ese nombre como la pastelería La Mallorquina y Paraguas De Diego.
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Del libro: «Tiendas de Madrid«
Foto 1 y 2: Carlos Osorio
Foto 3: Álvaro Benítez.
Foto ABC.