La Cestería de Julián Boyé se abrió en los años setenta en la calle de Murillo nº 8, junto a la plaza de Olavide.
Hoy, las cesterías madrileñas se cuentan con los dedos de una mano, cuando hace medio siglo existían cientos.
Yo creo que nos hemos obsesionado con los materiales contaminantes, como el plástico, y hemos ido olvidando recipientes ecológicos, hechos con fibras vegetales, bellos, útiles y sostenibles.
Hoy día, casi toda la cestería viene de China.
Me contaba un cestero que toda la producción de mimbre de la zona de Cuenca la compran los chinos, se la llevan a su país, allí confeccionan las cestas, las traen a España y las venden a un precio más bajo que el que costaría hacerlas aquí.
¡Qué cosas!
Foto: Carlos Osorio.