No me suelo fijar en lo que escribe la gente en las paredes, porque pocas veces encuentras mensajes inteligentes. Sin embargo, estos versos escritos en una pared de la Corredera de San Pablo, pese a su mala escritura y su peor ortografía, me llegaron muy dentro:
«Lo que más me gusta de tí
es tu boca.
Lo que más me gusta de tu boca
es tu lengua.
Lo que más me gusta de tu lengua
son tus palabras»
Anónimo.