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Casa Paco, en Puerta Cerrada, es una de las tabernas más añejas y castizas de Madrid.
Se conoce la existencia de una taberna en este lugar desde tiempo atrás.
Francisco Morales, Paco, le dio su nombre y su carácter en 1933.
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En la imagen superior, Paco y su mujer.
Paco era un tabernero de casta. Nacido en Guadalajara, llegó a Madrid de niño y comenzó a servir vinos con 10 años. Como era y siguió siendo de no mucha altura, se tenía que subir a un cajón para que se le viese detrás del mostrador.
Paco revitalizó la costumbre del entierro de la sardina, fiesta desaparecida en la guerra del 36, que siempre salía de su taberna.
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Hasta hace poco, los camareros (más bien habría que llamarlos por su nombre original: medidores, porque medían el vino) iban vestidos con el traje propio de su oficio:
La camisa remangada, el blusón manchego y el paño a rayas verdes y negras.
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La barra cuenta con una estupenda pila, antes de estaño, hoy de acero, por la que corre el agua.
El mostrador es de los más elegantes de Madrid, todo él en madera de nogal labrada con motivos alusivos a la madre del vino: la uva.
Aquí todavía se pueden tomar chatos en su vaso característico, y sirven un vino de Valdepeñas cuyas bodegas lo traen aquí desde el siglo XIX.
Tomar chatos se llamaba chatear, hoy se le llama chatear a otra actividad; pero donde esté la original…

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Los famosos del mundo del cine, la canción, el deporte o el toreo han dejado sus recuerdos en las paredes del local. Varios comedores permiten degustar buenas carnes de las sierras madrileña y abulense, y aquí las saben hacer bien.
En la barra hay que tomar torreznos, chicharrones, callos, olivillas, quesos o embutidos.
Fotografías: José Luis Fatás.
Textos del libro: «Tabernas y tapas en Madrid» de Carlos Osorio.