Ultimamente las gentes han aprendido a whatsappear mientras andan, por eso se me ha ocurrido la palabra: wasapeandar, que es andar wasapeando.
Ya no basta con wasapear en casa, en el metro, en el trabajo, ahora también se wasapea caminando. Tal vez por eso ya casi nadie camina en línea recta, porque al wasapeandar se anda en zigzag.
Tal vez por eso los conductores están al borde del infarto, porque la gente cruza las calles sin mirar, solo tienen ojos para el móvil. Bueno, la verdad es que no todos los conductores están preocupados por este problema, porque los hay que también wasapean mientras conducen.
Creí que no me quedaba nada más absurdo por ver, pero me equivocaba. Anteayer vi una chica que wasapeaba mientras corría, hacía running wasapeando. ¡Dios santo! ¿Qué hacía esta gente antes del 2013, cuando no había whatsapp? ¿Cómo podían vivir?
Por último quería contaros lo que me pasó ayer:
Ayer una chica que iba wasapeandando se echó en mis brazos. Es posible que no me viera y se chocara conmigo; pero yo prefiero pensar que se echó en mis brazos porque algo en mí le atraía. Desde ese momento ha cambiado mi opinión sobre el whatsapp: Reconozco que es un medio útil para relacionarse con la gente. A lo ocurrido me remito.
El sufrido lector querrá saber en qué terminó el apasionado choque que tuve el otro día con la chica wasapera. Pues bueno, ya que insiste, se lo contaré.
Finalmente le dije que lo nuestro era un amor imposible.
Jamás podría yo salir con una chica adicta al whatsapp.
C. Osorio.
Que razón tienes Carlos, cosas como las que cuentas, las observo y las sufro cuando salgo a caminar para ir descubriendo este Madrid que me apasiona y me encanta; y me hace mucha gracia, porque, mientras yo, voy mirando hacia arriba para ver detalles de los edificios que suelen pasar desapercibidos, veo que la gente se va leyendo la mano, o eso parece, o caminan como tu dices "Wasapaseando", cuando no, hablando por el movil, de una forma "temeraria" diría yo, pues van de lado a lado de la acera, sin mirar quien pasa a su lado, que en vez de controles de alcoholemia, tendrían que poner controles de móviles; y lo que tu cuentas de la señorita que se echo en tus brazos,casi como sin queriendo, me ha pasado alguna vez, bueno, mas que echarse en mis brazos me ha arrollado mientras sin quitar la vista de la pantalla, ha soltado un "lo siento" condescendiente. En fin, cosas de la tecnología que todavía, estamos aprendiendo a digerir.
Un cordial saludo
Hola, Manuel, esperemos que lleguemos a digerir la tecnología algún día. Tú sigue mirando Madrid hacia arriba, que lo miras muy bien.
tras experimentar el trastoandante,me convencio dejarlo junto al escobero un día que al ir a entrar a un comercio recibo un wasp y se durmio en los laureles,la dueña del comercio me saludó llave en mano con un hastamañana y me fui echando pestes.media hora de reloj,la wasapeda.Saludos.ahora,como en los viejos tiempos,telefonning,en casa.Acacia.