El paseante se queda extasiado mirando las ciruelas coloradotas que penden de un añoso ciruelo situado en la confluencia de las calles de Melchor Fernández Almagro y Betanzos, en el barrio del Pilar.
Este árbol debía de estar ahí antes de que se urbanizara la zona, vestigio de tantos huertos que desaparecieron.
La verdad es que pocas frutas resultan tan refrescantes como las ciruelas, por eso la naturaleza nos las da cuando va llegando el calor.
Fotos 1 y 2: Carlos Osorio.
menos mal que las tengo lejos,si no…No me da asco por estar expuesto a la contaminación.y si la cocacola tiene azúcar y la quiere eliminar un médico del Jimenez Diaz,porque "provoca obesidad en niños"imagino lo que le haría al arbolito, azucarero en en si el fruto…por cierto que un emperador romano Claudio,murió envenenado por una ciruela, si mal no recuerdo…mmmmmmmmmmmm¡¡¡¡(la imaginación es libre)con esto,y un café con leche y un bizocho…Saludos.Acacia.