Una invasión de pantallas publicitarias luminosas con luces LED se ha apoderado de fachadas y comercios en Madrid. Es imposible no mirarlas, la retina humana, por puro mecanismo de defensa, reacciona dirigiéndose hacia esas luces impactantes que agreden la vista y la sensibilidad de los paseantes.
Al Ayuntamiento parece que le da igual el tema. Hay pantallas LED incluso en sitios que deberían tener una protección por su carácter histórico, como la Puerta del Sol o la Plaza de la Villa.
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El mal gusto y el poco aprecio a los ciudadanos están a la orden del día.
Mejor será que empecemos a decir que no.