.

Felipe II fue un príncipe del Renacimiento, amante de las ciencias y de las artes, y apasionado de la jardinería. Por un lado, rodeó de jardines el antiguo alcázar madrileño (jardines del Rey, de la Reina, de las Infantas, del Cierzo, del Campo del Moro y de la Casa de Campo) pero también llenó de jardines su residencia de El Escorial. Aparte de los que todo el mundo conoce: Jardín de los Monjes y jardines de la Herrería, hubo otros muy interesantes. Algunos convertidos en fincas privadas, y otros desaparecidos.

.

.
El palacio y jardines de la Fresneda, también conocidos como La Granjilla se construyeron entre 1561 y 1569. Se trataba de un jardín privado para la familia real. Previamente se compraron las fincas de cinco propietarios locales.
.
.

Felipe II desplegó aquí su gran afición a la botánica, a las plantas venidas de otros continentes, a los árboles y a las plantas medicinales. También a los ingenios hidráulicos. Al igual que otros jardines del Renacimiento, el paisajismo respondía a trazados geométricos muy estudiados buscando la armonía y la perfección para que los jardines fueran testimonio de la obra de Dios en el mundo.

.

.

El monarca quiso que el jardín de la fresneda fuera una evocación del Paraíso Terrenal de la Biblia. El arquitecto real Juan Bautista de Toledo llevó a cabo el diseño de las casas y los jardines. Aparte de la Casa de los reyes se hizo un convento. Todo ello en un sobrio estilo herreriano.

.
.

Estas 148 hectáreas fueron cuidadas por los monjes de El Escorial, que fueron quienes más las utilizaron. De ahí que la casa principal se conozca como Casa de los Frailes.

.
Pero esta vinculación a los frailes fue la causa de su subasta pública tras la Desamortización de Mendizábal, en la que la finca fue dividida en varios trozos vendidos a diferentes propietarios.

.

.
Afortunadamente, la parte principal de la finca se salvó. Hoy está destinada a la celebración de eventos y bodas.