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A veces uno quiere ir a ver una de esas grandes obras del teatro clásico y se da cuenta de que es imposible, porque las mal llamadas nuevas tendencias (que ya van siendo un tanto viejas) lo invaden todo. Existen teatros públicos, como el Valle Inclán, para las nuevas tendencias, y está muy bien que existan. Pero también existían, hasta no hace mucho tiempo, teatros públicos que programaban obras clásicas, y esos son los que han sido invadidos por la fiebre innovadora. Acude uno al Teatro de la Comedia, de la Compañía Nacional de Teatro Clásico y se encuentra con versiones modernas tan «creativas» que hacen irreconocibles las obras clásicas. Vas al teatro Español que hasta no hace mucho programaba obras de grandes autores españoles y te encuentras con que todo son obras epatantes del género de las nuevas tendencias. Lo mismo pasa en el María Guerrero y en el resto de teatros de titularidad pública. Huyendo de las nuevas tendencias vas a la zarzuela y te encuentras con una zarzuela contemporánea. Vas a la ópera y lo mismo. No tengo nada en contra de las nuevas tendencias. Solo digo que las obras de las nuevas tendencias rara vez se vuelven a representar una vez han dejado de ser novedad. Por algo será. En cambio las obras clásicas no mueren nunca. Por favor, dejemos un espacio, aunque sea pequeño, para el teatro clásico, el de los grandes dramaturgos.

Carlos Osorio.

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