Con su melena y su gabardina al viento, y su paraguas desvencijado, pasó a mi lado como una exhalación.
En realidad era un mimo que iba a su trabajo, pero me pareció la viva imagen del ciudadano madrileño de nuestros días: siempre apresurado; tanto, que dan ganas de preguntarse: ¿no es un poco ridículo vivir con tantas prisas?
Foto: Carlos Osorio
No es apresurado. Este tio es un mitico de Madrid, incluso sale en un anuncio de Metro.
Lo que le ocurre es que le viene un viento muy fuerte de frente. Si es que . . .
A este hombre le llevo viendo por lo menos desde 2003 o 2004. Se conoce que le debe ir bien con el negocio, pero debe ser un poco monótono llevar tantos años representando el mismo papel. Vamos, peor que trabajar en una cadena de montaje.