En los últimos años se ha hablado mucho de la recesión económica, pero también ha habido una importante recesión cultural.
-En los últimos años han cerrado en Madrid decenas de librerías, varias de las galerías de arte más importantes, algunos teatros. En los años setenta había en la provincia de Madrid 500 cines.
Hoy quedan 50.
-Al abandono generalizado de las artes y oficios artísticos y la práctica inexistencia del mecenazgo se suma la creciente desprotección del patrimonio arquitectónico y cultural.
-La asistencia a los teatros ha bajado entre un 20 y un 40 por ciento. Las políticas fiscales y culturales gubernamentales están contribuyendo a esta desertización cultural.
-Madrid ha perdido recientemente varios museos y salas de exposiciones: Museo de la Ciudad, Museo del Ejército, Museo de Reproducciones Artísticas, Museo de Carruajes, Casón del Buen Retiro, Cosmocaixa, Salas de Caja Madrid…Otros museos permanecen cerrados desde hace más de 10 años (Museo Arqueológico Nacional, Museo de Historia de Madrid…)
-Madrid ha perdido su festival de Jazz ante la negativa del Ayuntamiento a ceder locales para su desarrollo.
No solo se pierden grandes festivales, sino citas culturales con solera, como el concurso de pintura al aire libre del parque del Retiro, uno de los mejores certámenes del país.
Exposiciones del mayor interés, como las de la Memoria de Madrid, que nos servían a los madrileños para conocer nuestra historia, han sido suprimidas.
Los centros culturales languidecen al vaciarse casi por completo de presupuesto.
Madrid tiene tal energía que ni la crisis ni la actual política cultural podrán acabar con la vitalidad de nuestra ciudad,
pero hay que decir la verdad aunque duela, y la verdad es que estamos en plena recesión cultural,
por ello, ahora más que nunca, tenemos que involucrarnos todos para que la cultura vuelva a ocupar el lugar que le corresponde en nuestra ciudad.
“En España, con un modelo económico fracasado que es el de la especulación inmobiliaria, la cultura ofrece un sector competitivo pero los poderes públicos se niegan a verlo con extraordinaria obcecación. Se ayuda la industria del automóvil pero no a la del libro”.
(Antonio Muñoz Molina)
Está claro, se cargan la enseñanza y la cultura. Los ciudadanos zombies se manejan muy bien, despiertos son un peligro…
Ada
No hay mayor ciego que el que no quiere ver, querida Matilde.
Pues sí, Ada, debemos de estar un poco zombies, sobre todo por Halloween 🙂