Francisco Giner.
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Hoy vamos a recordar a uno de los grandes hombres de nuestra historia: Francisco Giner de los Ríos, creador de la Institución Libre de Enseñanza.
De él dijo Antonio Machado: “Era don Francisco Giner un hombre incapaz de mentir e incapaz de callar la verdad… (poseía) una ironía desconcertante y cáustica, con la cual no pretendía nunca herir o denigrar a su prójimo, sino mejorarle. Como todos los grandes andaluces, era don Francisco la viva antítesis del andaluz de pandereta, del andaluz mueble, jactancioso, hiperbolizante y amigo de lo que brilla y de lo que truena. Carecía de vanidades, pero no de orgullo; convencido de ser, desdeñaba el aparentar. Era sencillo, austero hasta la santidad, amigo de las proporciones justas y de las medidas cabales. Era un místico, pero no contemplativo ni extático, sino laborioso y activo. Tenía el alma fundadora de Teresa de Ávila y de Iñigo de Loyola; pero él se adueñaba de los espíritus por la libertad y por el amor. Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura.”

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Francisco Giner de los Ríos nació en 1839 en Ronda. Fue catedrático de Derecho Internacional en la Universidad Central de Madrid, donde conoció a Julián Sanz del Río (introductor de la filosofía krausista) y al rector Fernando de Castro. Durante el gobierno de Cánovas fue encarcelado por sus ideas junto con otros profesores partidarios de una enseñanza en libertad. Fue durante su confinamiento cuando concibió la idea de una universidad libre .En 1876 inicia las clases la Institución Libre de Enseñanza, uno de los proyectos educativos más importantes en la historia de España, que va a formar a toda una generación de hombres y mujeres ilustres que ejercieron en las letras, las ciencias, el humanismo y en todas las ramas del saber.
Entre las decenas de personalidades que pasaron por la Institución Libre (ILE) tenemos a Leopoldo Alas «Clarín», Manuel de Falla, María Goyri, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado, María Moliner, Aureliano de Beruete, Joaquín Costa, Severo Ochoa, Eugenio d’Ors, José Ortega y Gasset, Fernando de los Ríos, Manuel Azaña, Miguel de Unamuno, María Zambrano, etc.
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Giner murió en 1915 en la casa del paseo del Obelisco (calle Martínez Campos). Tras su muerte, se creó la Fundación que lleva su nombre, que en colaboración con la Junta de Ampliación de estudios estuvieron presentes en la creación de instituciones pedagógicas fundamentales:
la Residencia de Estudiantes, de 1910, dirigida por Alberto Jiménez Fraud; el Centro de Estudios Históricos, dirigido por Ramón Menéndez Pidal; el Instituto Nacional de Ciencias Físico-Naturales; el Instituto-Escuela, abierto en 1918; las Misiones Pedagógicas, que llevaron la cultura a los campesinos en los años 30;
El objetivo vital de Giner de los Ríos fue «regenerar el país a través de las conciencias, la revolución de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en base a la idea de que «los cambios los producen los hombres y las ideas, no las rebeliones ni las guerras».