Debo confesar que, aunque he nacido en Madrid, a mí no me gustó mi ciudad hasta más o menos los diecisiete años. Madrid me parecía inhóspito, ruidoso, estresante,…en fin un lugar interesante para los vendedores de pisos y de automóviles, pero poco recomendable para la gente de a pie.
Fue a partir de que empecé a conocer otras cosas: la historia, los rincones tranquilos, los parques, los teatros, las tiendas de barrio, los cafés, las tabernas, los museos…y la gente, por supuesto, cuando empecé a querer a esta ciudad.
Solo se ama aquello que se conoce, dicen, y es verdad.
Aprendí a disfrutar de lo bueno de Madrid, de lo que a mí me pareció más agradable, y en un momento dado me apeteció contarlo. Contároslo a los madrileños y a los que no sois de aquí pero os interesa esta ciudad.
En mi blog: Caminando por Madrid,  cuento historias y también recomiendo sitios: tabernas, tiendas, exposiciones, monumentos, paseos, ideas…que en un momento dado me han interesado. No gano nada con ello. La mayoría de las veces, los sitios que recomiendo ni siquiera saben que hablo de ellos; pero me satisface compartir lo que me gusta. Si a tí te sirve, estupendo, y si no, hay muchos otros blogs que recomiendan otro tipo de cosas.
Si con esta labor contribuyo a que que se conozca y se disfrute más la ciudad, me doy por satisfecho.
Y como decía aquel cartel en la entrada del Mesón de la Fama, allá por el siglo XVI:

Pasa, caminante, que aquí de todo hay bastante.