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El dibujante Francisco Sancha (1874-1936) vivía con su familia de alquiler en la calle de Altamirano. Sus dibujos apenas le daban para comer; pero no le llegaba para pagar el alquiler del piso. Sin saber qué hacer, un día se le ocurrió inflar varios globos y atarles un papelito con un mensaje:
“S.O.S. Dibujante español en situación desesperada. Envíen ayuda a C/ Altamirano”
Los globos flotaron por el cielo madrileño impulsados por la brisa, pero no obtuvo respuesta. Finalmente se trasladó a Ávila con toda su familia, pretextando que iniciaba sus vacaciones de verano. Entonces el casero entró en el piso, cambió la cerradura y depositó todos sus muebles en la calle. Al enterarse del suceso, Sancha llamó a un amigo suyo y le dijo:
−Me han puesto los muebles en la calle. Pásate por allí y dime qué tal hacen.
Imagen: Autorretrato de Sancha, Museo de Málaga.