Este verano se nos han ido dos madrileñas encantadoras: Florita Y Conchi, de la taberna Malacatín. Florita a causa de una caída de difícil recuperación por su edad, y su hija Conchi por la larga enfermedad que padecía y a la que se enfrentaba con su eterna sonrisa. Florita era la última tabernera entre los hijos de los Díaz, que se hicieron cargo de la taberna en 1895. Ella instauró los famosos cocidos de esta casa, de fama mundial.
La historia de Malacatín es muy extensa: el documento más antiguo que he localizado es de 1846. Su curioso nombre se debe a un músico ciego que tocaba aquí la guitarra, bastante mal, por cierto, y al que llamaban «mal-la-toca» nombre que derivó en «malacata» y de ahí «malacatín». En su momento ya os contaré más cosas de esta taberna histórica. Afortunadamente, José Alberto, hijo de Conchi, seguirá al frente de una institución gastronómica muy importante en Madrid. Descansen en paz Florita y Conchi, y ánimo y adelante, José Alberto!.
Fotos: El País.