En los últimos años se ha puesto de moda en Madrid un dulce al que llamamos macaron (en castellano macarrón) que algunos, por lo que oigo, creen que es una novedad.
Lo cierto es que los macarons ya existían en las pastelerías madrileñas desde, al menos, los comienzos del siglo XX. Desde hace un siglo los confeccionan en una de nuestras mejores pastelerías: La Duquesita, con el nombre de «suspiros de modistilla».
El macarrón, según algunas versiones, es un dulce de origen medieval, si bien la primera receta conocida aparece en Francia en el siglo XVII. Hay quien afirma que puso ser una creación árabe que pasó a Italia, donde tomó este nombre, y de allí a Francia.
Sin duda es un invento de hace siglos, cuando los pasteleros descubrieron que los dulces hechos con clara de huevo duraban semanas, mientras los realizados con la yema se estropeaban a poco tiempo, dado que no había refrigeradores.
La base del macaron es muy sencilla: clara de huevo, almendra y azúcar.
Los pasteleros españoles los hacían de tres gustos: de almendra, de café y de cacao.
Hoy se ha puesto de moda hacerlos de colorines y de variados sabores.
Los suspiros de modistilla me hacen recordar que esta semana empieza la verbena de San Antonio de la Florida, donde iban las modistillas a pedirle al santo que les concediera un novio.
Foto: Carlos Osorio.