A comienzos del siglo XX y hasta los años setenta, cundió la costumbre entre los profesionales más solicitados y peor pagados de pedir a sus clientes, vecinos o público en general, un aguinaldo. Como recordatorio del donativo navideño entregaban unas tarjetitas hechas en imprenta con una tipografía y unos dibujos verdaderamente deliciosos. En los próximos días vamos a conocer algunas de estas tarjetas de felicitación.

 Igualmente, desde Caminando por Madrid os deseo felices Navidades y buen año 2012. No hace falta que déis un aguinaldo, esto es gratuito (ahora que, si os empeñáis…) 🙂