.

Toda la cornisa del palacio de Oriente iba a ser decorada con nada menos que 114 estatuas de los reyes españoles, desde Ataúlfo hasta Felipe V.
Las estatuas se esculpieron para ser vistas desde muy abajo, por eso sus proporciones están alargadas.
La tradición cuenta que la noche anterior a su colocación, la reina Isabel de Farnesio soñó que las esculturas se le caían encima y le aplastaban. ¡Hombre, no es del todo agradable que te caiga encima un tocho de 3.000 kilos!
Esa pudo ser la razón, o tal vez el miedo a terremotos como el de Lisboa, o quizás el cambio de gustos en la época de Carlos III, que fue quien acabó el palacio,…el caso es que las estatuas se colocaron en la plaza de Oriente, otras en El Retiro y otras en Vitoria, Pamplona y Burgos.
.
.

Ya ves que los arquitectos no se fiaban mucho de que el sueño de la reina fuera solo un sueño: si te fijas, cada estatua tiene una hermosa barra de hierro sujetándola por detrás.

En 1973, durante la restauración de la fachada, se colocaron varias estatuas en la balaustrada superior para recuprrar el diseño original de Juvara y Saquetti.
Allí, siguen, en los tejados del palacio, las palomas con sus alas y los reyes con sus capas, habitantes todos ellos de las alturas urbanas.
 
Fotos: Antonio Bueno.