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La perla «peregrina», una de las joyas más famosas de la historia, fue durante siglos la estrella de las colecciones reales españolas, hasta que al término de la guerra de Independencia, José Bonaparte se la llevó consigo a Francia, suponemos que por un despiste (como sin duda también se llevó por descuido las veinte carretas cargadas con tesoros del Palacio Real), y pasó luego a manos privadas.
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Felipe III lleva la perla en su sombrero
Esta enorme perla con forma de pera fue hallada por un esclavo en el «mar de las perlas» de Panamá hacia 1515.
El Alguacil de panamá se la regaló al rey Felipe II, y pasó uno tras otro a sus sucesores.

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Margarita de Austria e Isabel de Borbón fueron retratadas por Velázquez luciendo la perla.

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Hasta que, como hemos dicho, José Bonaparte se la llevó consigo a Francia y luego a Nueva York, donde fue vendida a diversos particulares.
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Durante un tiempo se creyó, erróneamente,  que una perla de formas parecidas, la que luce en esta foto la reina Victoria Eugenia, que es la misma suele llevar de vez en cuando la reina doña Sofía, era la auténtica Perla Peregrina.
Diversas investigaciones aclararon que la auténtica peregrina se halla en Estados Unidos, y fue regalada por Richard Burton a Elizabeth Taylor.
El regalito había costado cerca de 30.000 euros.

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Esta perla estuvo a punto de ser el alimento del perrito de la actriz, cuando en cierta ocasión se le cayó sobre la alfombra.
Fallecida la actriz, la perla fue subastada en 2011, cuando un desconocido pagó por ella 9 millones de euros.
Y claro, a ver quién es el guapo que le dice a ese señor que esa perla es robada y que pertenece al tesoro real del pueblo español.
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