Hace cien años se realizó un enorme esfuerzo para dotar a Madrid de una magnífica avenida llena de belleza y utilidad: La Gran Via. Pero, por encima de todo, fue un intento de crear un lenguaje arquitectónico nuestro, una arquitectura con sello español. Y para ello, los mejores arquitectos se inspiraron en los grandes estilos de nuestra historia, como el Barroco y el Renacimiento. No se trataba de volver al pasado, sino de hacer una sabia combinación de diferentes estilos, y así con un lenguaje ecléctico, en el que no faltaba la infuencia francesa, porque tampoco se trataba de mero chauvinismo, se pusieron a la tarea de engrandecer Madrid.
-El primer tramo de la Gran Vía es el mejor integrado en la ciudad. Un tramo bien diseñado, con calles paralelas de servicio, con alturas proporcionadas.
-Casi todos los edificios de este tramo están hechos con viguería metálica y piedra, excepto Metrópolis y el Casino Militar, que son de hormigón armado.
-La Gran Vía supuso un gran cambio en las costumbres de los madrileños: los ricos se mudan desde la C/ Mayor y Sol. Las tiendas de lujo, los cines, los teatros y los casinos se instalan aquí, y se convierte en la calle de paseo y escaparates. También se instalan las grandes compañías y tres casinos: La Gran Peña, el Casino Militar y el Círculo Mercantil.
Entre 1910 y 1930 se construyeron buena parte de los edificios más bellos de Madrid. A partir de entonces, la arquitectura se olvidó de la búsqueda de la belleza.
Foto: C. Osorio.